Según los indicadores de algunas empresas dedicadas a investigar la problemática de la seguridad en Chile, la victimización ha aumentado este 2017 con respecto a los últimos 10 años. En el último tiempo las noticias sobre asaltos y “portonazos” se ha incrementado en los medios de comunicación.
En mis charlas con amigos y personas conocidas, la inseguridad es un tema recurrente en cada reunión. La situación de la delincuencia pareciera que esta un poco descontrolada.
En todo caso, menos mal, la mayor cantidad de denuncias son robos y no homicidios, Si fueran estos últimos, estaríamos frente a un tema mucho más delicado y más preocupante para nuestra sociedad.
Los robos a la propiedad privada evidentemente han tenido un crecimiento transversal en el último tiempo. No es para alarmarse, pero si para estar atento. No estamos como en otros países donde la situación es más compleja. Acá, los delitos de mayor impacto social no están en la agenda noticiosa. Nuestra sociedad sigue siendo “sana” en términos de macro-delincuencia. ¡Gracias a Dios!
A propósito de Dios, esta semana, tuve una charla con el sacerdote de la iglesia donde participó activamente. En un momento, me pregunto a que me dedicaba laboralmente. Cuando le conté, me pidió que le recomendará una alarma o una cámara para la entrada de la iglesia, ya que había sido objeto del intento de robo de su vehículo hace un tiempo atrás y tenia temor de volver a sufrir otro suceso similar.
La situación vivida por el Padre me genero algo de intranquilidad y me hizo reflexionar sobre el descaro y la falta de sensibilidad de los delincuentes. Como robarle a un sacerdote, lo encuentro insólito. Falto de todo sentido. Trato de convencerme que el asaltante no se dio cuenta en un principio que era un sacerdote y que después de identificarlo como tal, desistió del robo.
Justamente, y a partir de esa conversación, sentí la necesidad de escribir y exponer mis sensaciones en el blog de Nosteal acerca de la seguridad nacional y los índices de victimización que afectan transversalmente a la comunidad en su conjunto.
¿Cómo disminuir los índices de victimización?
Dentro de las muchas obligaciones que tiene el gobierno de turno, o gobernante, es brindar o, mejor dicho, asegurar el bien común para todos los ciudadanos de la nación. El bien común, en términos sencillos, es todo aquello de lo que se benefician todos los ciudadanos de un país y que es responsabilidad del gobierno cumplir.
En el “pool” de políticas públicas que el estado debe implementar para garantizar el bien común, está sin duda el ítem de seguridad de las personas e instituciones privadas o fiscales.
Pero ojo, salvaguardar la integridad de la ciudadanía no es resorte exclusivo del gobierno estacionario, es responsabilidad de todos los estamentos encargados de la seguridad nacional, ya sean Carabineros, Investigaciones y Tribunales entre otros.
Si bien es cierto, el gobierno central es quien coordina las policías en su accionar a diario, y es quien otorga los recursos económicos para la adquisición de infraestructura y equipamiento para cumplir su labor de prevención y vigilancia, son las mismas policías quienes deben crear estrategias contra el delito que hagan sentir a la comunidad confiada en ellos.
Sin embargo, hoy, octubre de 2017, vi con espanto en televisión, la encuesta de Paz Ciudadana sobre la sensación de la ciudadanía sobre algunos aspectos relacionados con la victimización.
Lo más sorprendente del estudio fue la nota deficiente que obtuvieron en promedio las policías, aunque a raíz de los últimos episodios de corrupción en Carabineros era esperable la nota adversa que recibieron.
La encuesta mostro que Carabineros y la PDI obtuvieron la peor nota de los últimos 10 años, solo un 4,4 de aprobación, muy distante al 5,2 que sacaron en 2011. En tanto, la Fiscalía saco peor nota, solo un 2,9; en todo caso nada para extrañarse para este organismo.
Con estos resultados, es difícil pedirles a los ciudadanos que mantengan la tranquilidad y decirles que esta todo controlado y que los índices indicados por Paz Ciudadana no son para inquietarse.
El aumento en los índices de victimización o la sensación de temor no son a causa del incremento desproporcionado de las noticias en los medios de comunicación como insinúan algunos personajes políticos que buscan desvirtuar las cifras.
La inseguridad es consecuencia de la experiencia real de las personas que han sido víctima de algún delito en sus hogares, en la vía publica o en su lugar de trabajo, no es producto de la excesiva vista de noticieros y lectura de periódicos.
Las autoridades deben procurar tomar más en serio este tema y “no tirar la pelota pal córner” (como se diría con un chilenismo), la victimización se mantiene alta, y eso significa, que las medidas que han sido implementadas no están siendo efectivas y suficientes para contrarrestar la visión de desprotección de la ciudadanía.
A veces siento que las autoridades viven en otra dimensión, en otro país, en Suecia donde las cárceles se están cerrando porque no tienen presos. Evidentemente, sé que no es así, estoy convencido que los encargados de la seguridad ciudadana son personas idóneas y que fueron elegidas por su experiencia y especialidad en la materia,
Ojo, no quiero ser irónico con estas aseveraciones, pero no me cuadra lo que interpretan las autoridades con la sensación de desprotección que vive a diario la ciudadanía. Creo que “les falta calle” -no sé dónde escuche esa frase, pero me gusta –, sintetiza en tres palabras el remedio a la obnubilación.
¿Por qué las autoridades siempre piden a los ciudadanos que se acerquen a denunciar cuando son objeto de un delito? ¿Por qué no es al revés? ¿No será mejor que las autoridades vayan a los barrios a preguntar cuáles son sus miedos, necesidades, etc.?
Lo correcto es que la autoridad se acerque a la comunidad y no al revés. Las autoridades tienen que ser proactivas.
Plan de Teleproteccion Integrada de Cámaras
En la vida hay que ser justo. He visto con beneplácito la medida impulsada por la Intendencia de la Región Metropolitana, la UOCT, el Metro de Santiago y algunas municipalidades de la ciudad Santiago de implementar un plan de integración de 140 cámaras de seguridad que se encuentran actualmente operativas en el eje Alameda-Providencia.
Por lo sabido la iniciativa tiene por finalidad agrupar en una sola plataforma de vigilancia el total de cámaras de éstas instituciones, permitiendo monitorear de forma centralizada las 140 cámaras en un solo sitio. El nuevo plan llevará como nombre “Teleprotección Integrada”.
Este nuevo plan sin lugar a dudas va a fortalecer la seguridad del principal eje vial de Santiago. La plataforma computacional proporcionara la vista de las cámaras de televigilancia desde Las Rejas hasta Tobalaba, dando a las policías la posibilidad de no perder en ningún momento la vista de algún delito o procedimiento en ejecución.
Indudablemente, el plan “Teleprotección Integrada”, como iniciativa es realmente muy buena. Sin embargo, mejor sería si se estableciera como política de seguridad permanente y se ampliara a corto plazo a nivel ciudad, y luego a nivel nacional.
Poder contar en el sistema centralizado de la mayor cantidad de cámaras posible sería de gran ayuda. Disponer no solamente de las cámaras fiscales, sino además de particulares y empresas que quieran ayudar a proteger a la sociedad de la delincuencia y al mismo tiempo, de ofrecer registros visuales que puedan servir en algún momento para esclarecer episodios que lo ameritan.
JUSTICIA EN DEUDA
Un actor fundamental en esta acción mancomunada de fuerzas ante delincuencia es la justicia, que a veces de justicia muy poca o, desequilibrada o inentendible.
El significado de la palabra justicia viene de la palabra justo. “Es obrar y juzgar una acción apegado a la verdad y dando a cada uno lo que le corresponde”. Si nos apegamos estrictamente a la letra del significado, no se entiende las decisiones de algunos jueces que obran en virtud a la verdad y que proponen penalidades irrisorias a personas reincidentes y con claras intenciones de proseguir en sus actos sin arrepentimientos.
No cabe duda que es responsabilidad de fiscales, defensores y jueces ser justos. No obstante, es necesario pedir que estos últimos den señales positivas a la comunidad por medio de sus resoluciones en derecho, y de paso, quitar esa imagen negativa de los Tribunales, que indica que es una pérdida de tiempo continuar con las denuncias porque el resultado del juicio ya es sabido de antemano.
En ese sentido, la sociedad también debe cooperar con la disminución de los índices de victimización.
Es lamentable sentirse de manos atadas. Indefenso. Sigo pensando que no estamos en “Alerta Máxima”, solo estamos viviendo situaciones intranquilizantes que deben controlarse a tiempo.
¿Cómo poder ayudar? Por el momento, estando atento a su entorno. No dándole opciones a los antisociales y convertirse en víctima de un acto delictivo gratuito.
Ratificar las denuncias sin miedo en los tribunales para que los malhechores sean juzgados y sancionados como corresponde.
En ningún caso, armarse. Las armas de fuego no son la solución. La solución debe llegar desde los poderes legislativos y judiciales del estado. Ya hemos visto en otros países lo que sucede cuando los civiles están armados. En vez de usarse las armas como medio de protección contra la delincuencia, se han usado inexplicablemente contra civiles inocentes.