Hoy en día, cuando la seguridad es un factor ultra sensible para la sociedad, poder tener acceso a sistemas de seguridad fáciles de operar es una necesidad que va en aumento.
La sociedad ha tomado conciencia que la protección de su patrimonio o entorno más cercano, no debe recaer solo en la autoridad central o las instituciones policiales. El primer eslabón del circuito de seguridad familiar debe ser la autoprotección de cada miembro del núcleo familiar.
Las medidas de seguridad para esta tarea pueden ser muchas, y claramente, mientras mayor sea el número de ellas los beneficios serán mayores. Instaurar políticas de seguridad conscientemente en el hogar permitirá al grupo familiar disfrutar de su vida cotidiana sin sobresaltos.
Una frase célebre que tiene muchos años y que muy decidora es: “La ocasión hace al ladrón”. Una manera eficiente para evitar esa “ocasión inesperada” como dice la frase, es evitarle al ladrón tener esa chance.
Para ello, se recomienda redactar un reglamento interno en cada hogar, donde se listen las obligaciones de cada miembro que debe cumplir en su espacio privado y personal, como es; cerrar las ventanas de su habitación, preocuparse de no dejar llaves en cerraduras, etcétera.
De igual manera se sugiere concientizar a todos los integrantes de la familia en la asimilación de procedimientos para impedir la ocurrencia de delitos, por ejemplo; activar la alarma del hogar cuando la casa quede sola, cerciorarse al ingreso del domicilio que no haya autos o personas sospechosas cercanos a la propiedad, etcétera.
A fin de cuentas, las medidas de seguridad en el hogar son esenciales para evitar la posibilidad de ser objeto de algún delito fortuito. Disponer de alarmas para casas siempre será una herramienta relevante para disuadir la ocurrencia de hechos delictivos en nuestros hogares.
Sin embargo, cuando el delito esta por producirse o ya está en curso, es preciso la ayuda de terceros para contrarrestarlo. En ese caso, la ayuda de los vecinos es de vital importancia para evitar la concreción del ilícito. El conocimiento con sus vecinos cobra relevancia por la ayuda que le pueden prestar en los momentos de violación de su propiedad.
En la actualidad, un factor importantísimo para proteger la integridad de la comunidad es la protección colectiva de los individuos. Las medidas que se asumen de manera colectiva van a tener sin duda mejores resultados. En este punto, la alarma comunitaria cumple con un factor preponderante en las políticas de seguridad de las comunidades organizadas eficientemente.
¿Qué es una alarma comunitaria?
La alarma comunitaria es un sistema electrónico de vigilancia vecinal o de barrio que ayuda a prevenir delitos o avisar de alguna emergencia que este siendo afectado un hogar de la zona cubierta por la alarma.
Consiste en una bocina que se coloca en un poste del alumbrado público a mitad de una cuadra o en medio de la plaza del condominio. La alarma tiene 100 metros de alcance.
Su alimentación es con energía eléctrica y dispone de una batería de hasta seis horas de duración después de un corte de luz. Se puede sectorizar las zonas cubiertas y existe la posibilidad de identificar al usuario que emitió la alerta.
Se acciona la alarma vecinal mediante pulsadores tipo llavero que pueden ser llevados a todas partes. Se recomienda colocar un llavero fijo cercano a la ventana de la casa que tenga la mejor panorámica del exterior, de este modo se puede accionar inmediatamente y evitar la búsqueda de las llaves ante un hecho flagrante. Igualmente se sugiere no entregar pulsadores a menores de edad para evitar falsas alarmas y las molestias de los otros vecinos.
¿Cómo funciona?
Cada vecino poseedor de un pulsador puede activar la alarma comunitaria en cualquier momento ante situaciones de inseguridad o emergencia. El sistema emitirá un sonido ruidoso, lo que provocara la asistencia inmediata de todos los vecinos a quien pidió la ayuda. Mientras tanto, es fundamental llamar a la policía para que llegue lo más pronto posible.
Sistema eficiente con blancos y grises
La alarma comunitaria puede ser un “arma” muy valiosa contra la delincuencia si se usa eficazmente, teniendo solo como fin evitar la ocurrencia de hechos delictivos o ir en ayuda de un vecino que está en emergencia. La alarma no debe ser usada con otro fin que no sea estrictamente ligado a la seguridad de las personas del vecindario.
Como todo en la vida hay blancos y grises, y en el caso de las alarmas vecinales no escapa a la excepción. En los últimos años, se ha visto la proliferación de las alarmas en varias áreas urbanas de la ciudad de Santiago y en regiones.
Su uso se ha focalizado principalmente en sectores de clase media y baja, donde los recursos de los municipios históricamente son limitados. Por lo mismo, la autoridad a través de los gobiernos regionales ha inyectado recursos económicos que vayan en asumir la demanda de las comunidades, y que sean ellos mismos quienes postulen a los sistemas de alarmas comunitarias.
Sin lugar a dudas, es una excelente oportunidad para los barrios que no tienen los recursos para financiar un sistema de alto costo de implementación y que, además, requiere de manutención anualmente o reparaciones de los equipos que lo componen.
Un sistema de alarma comunitario bien implementado, con equipos de buena factura, con la respectiva capacitación en términos de ejecución del sistema y recomendaciones del uso apropiado; es un sistema que cumple con los objetivos de vigilancia y protección. Además, que es un sistema fácil de instalar, económicamente de bajo costo, fácil de operar y que cubre un espectro amplio de territorio.
Pese a ello, el problema principal que se ha divulgado por los mismos beneficiarios del sistema, es su falta de fiscalización permanente de los entes encargados de contratar a la empresa proveedora del servicio.
Según los vecinos, la autoridad hecha andar el proyecto y después no existe fiscalización alguna de como el sistema está funcionando. El sistema necesita mantenciones preventivas o correctivas. Todo sistema de seguridad requiere una mantención al menos una vez al año.
Un aspecto destacable que ha generado la operación de las alarmas comunitarias es el acercamiento que se ha generado en torno al sistema. Las comunidades en su afán de sacarle un mayor provecho al sistema han tenido que mantener un contacto permanente para organizar reuniones de coordinación. En estas reuniones se han estrechado los lazos que van en directo beneficio de ellos mismos como vecindario.
Saldo positivo
En definitiva, las alarmas comunitarias es un sistema que entrega mayor cantidad de beneficiosos que insatisfacciones para las comunidades que toman la decisión de habilitarla. Es una medida de protección fundamental para la hipervigilancia que se debe tomar en serio en los vecindarios de cualquier ciudad. Saldo positivo.